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Miguel Ángel Russo, mucho más que un DT

Los buenos ejemplos que nos faltan: El DT, fallecido ayer a los 69 años, se convirtió en un colaborador permanente del centro médico Víctor José Vilela: recorría las salas y charlaba con los pacientes y familiares

9 oct 2025


En Rosario, en la calle Virasoro 1855, a unas cuarenta cuadras del Monumento a la Bandera, se encumbra el Hospital de Niños Víctor José Vilela. Un centro pediátrico de mediana y alta complejidad, único en la zona. Durante su estadía en Arroyito, como entrenador de Central, Miguel Ángel Russo logró un vínculo especial con el lugar, que se prolongó hasta último momento.

Miguel Ángel Russo, el año pasado en el hospital Vilela, visitando pacientes y dándole ánimo a ellos y a sus familiares
Miguel Ángel Russo, el año pasado en el hospital Vilela, visitando pacientes y dándole ánimo a ellos y a sus familiaresx/@lacapital

El técnico, fallecido este miércoles a los 69 años (luchaba con severos problemas de salud, tras ser diagnosticado con un cáncer de próstata en 2018), se convirtió en un visitante asiduo del hospital. Médicos, empleados y voluntarios del centro pediátrico fundado en 1930 todavía recuerdan las tardes en las que Russo dejaba de pensar un poco en el fútbol, su gran pasión, para recorrer las salas del hospital, detenerse junto a los pacientes y, sobre todo, charlar -y darle ánimo- con los chicos que estaban siendo asistidos en la parte de oncología. Se acercó por primera vez en diciembre de 2023, poco después de ganar la Copa de la Liga con el conjunto canalla.

Russo, un colaborador asiduo del hospital Vilela

“Se ponía al lado de cada cama, al lado de cada niño. Entró en cada habitación de oncología. Se ponía en el lugar de la criatura. Sin apuros, tranquilo, conversaba, les preguntaba cómo estaban. Se tomó el tiempo necesario para darles un regalo, pero además conversar. Eso no se lo olvidan nunca. Entendió lo que estaban pasando”, recordó en el programa Podría ser peor, de Radio 2 y consignado por rosario3.com, Cecilia Formiglia, integrante del voluntariado del hospital.

Según rememoraron los mismos medios, el año pasado, para el día del niño, Russo recorrió durante casi dos horas el área de oncología del hospital. También recorrió el sector de cuidados intensivos, la unidad del quemado y el resto de las salas donde había chicos internados. Se tomó fotografías y les dio fuerza a los padres de los niños internados.

Russo, en el hospital Vilela, el año pasado, recorriendo las salas
Russo, en el hospital Vilela, el año pasado, recorriendo las salasx/@lacapital

“Fue muy lindo, muy empático con todos los niños de la sala de oncología. Incluso recuerdo que en un momento le mencionamos que había que lavarse las manos para entrar a ver a cada niño y él nos miró humildemente y nos dijo que conocía mucho del tema, que iba a lavarse las manos, que nos quedáramos tranquilos”, contó Brenda Murray, exmédica residente de pediatría del hospital, a Rosario3.

Una de las voluntarias del hospital, Daniela Lucca, contó que hasta agosto pasado Russo siguió enviando colaboraciones y que siempre estaba pendiente de las necesidades del lugar. La primera vez que fue al hospital lo hizo cargado de juguetes, pero siempre le decíamos lo mismo: creemos que no hacía falta, porque la visita de él, esas veces que fue, fue un regalo para esos chicos que estaban internados y para su familia (...) Destaco su humildad, la generosidad, pero sobre todas las cosas, el tiempo que destinó a estar en el hospital las tardes que fue. Era pasar sala por sala, cama por cama, de tener que hablar con los chicos, con las familias, con palabras de aliento, con abrazos, con besos, con fotos. Fueron tardes muy emocionantes para todos", narró en radio Mitre.

En la previa del día del niño, el año pasado, Russo visitó el hospital Vilela y llevó obsequios
En la previa del día del niño, el año pasado, Russo visitó el hospital Vilela y llevó obsequiosx/@lacapital

Sobre la última visita de Russo al centro médico, Lucca lamentó: “Se notaba que estaba un poquito mal, pero con una fuerza y una fortaleza que sólo se quebró un poco cuando entró en oncología”.