Otra de las grandes ventajas del país es que la mayoría de sus casos están relacionados a viajes internacionales, lo que hace que el seguimiento de contactos sea mucho más fácil, y muchos se consolidan en grupos identificables. Debido a que hay poca evidencia de transmisión comunitaria, Nueva Zelanda no tiene un gran número de personas que abruman los hospitales y sólo registra un deceso.
Noticias | 8 abr 2020
El secreto de Nueva Zelanda para aplastar la curva del virus
Cómo lo lograron y que puede copiar Argentina
La periodista del Washington Post, Anna Fifield, desarrolló en un artículo las medidas del gobierno de Nueva Zelanda no sólo para achatar la curva de contagios por coronavirus, sino directamente aplastarla.
La periodista comentó que “me sorprendió que las autoridades no me tomaran la temperatura en el aeropuerto. Me dijeron que simplemente me aislara por 14 días". Sin embargo, en el transcurso de su cuarentena Nueva Zelanda cerró las fronteras y la primera ministra, Jacinda Ardern, anunció un plan de alerta: el lunes 23 de marzo le dio al país 48 horas para que se preparara por un bloqueo Nivel 4. A partir del miércoles 25, todos los habitantes fueron obligados a mantenerse en su casa durante cuatro semanas, a menos que trabajaran en un trabajo esencial -como atención médica- fueran al supermercado o hicieran ejercicio cerca de su casa.
“Poco antes de irme a la cama, mi teléfono sonó como una sirena mientras emitía la siguiente alerta de texto: ‘Actúa como si tuvieras Covid-19. Esto salvará vidas. Hagamos todo lo posible para unirnos contra Covid-19’”, explicó la periodista.
El país insular llegó a tener un máximo de 89 infectados pero luego de 10 días de estrictas medidas, el número diario de casos nuevos se redujo a 67 y luego a 54.
“Hubo surfistas rebeldes e incluso el ministro de Salud fue atrapado andando en bicicleta para ir a la playa con su familia. Pero también ha habido un sentimiento colectivo y gestos apolíticos, ya que la oposición decidió ayudar y no criticar las medidas”, concluye el artículo.
"Un triunfo de la ciencia y del liderazgo" fue como lo definió Michael Baker, profesor de salud pública de la Universidad de Otago y uno de los máximos epidemiólogos neozelandeses. Baker abogó desde un primer momento por adoptar el enfoque de "eliminación" del virus y, según él, "Jacinda Ardern encaró esto con decisión y enfrentó la amenaza sin titubeos". "Algunos países optaron por el gradualismo, pero nuestro enfoque fue diametralmente opuesto", indicó Baker. Mientras que otros países intentaron ralentizar el avance de la enfermedad y aplanar la curva, Nueva Zelanda directamente intentó eliminarla.
Fuente: El Cronista

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