jueves 07 de agosto de 2025

Noticias | 13 ago 2021

De Ushuaia a Tokio: un árbitro fueguino en la final de boxeo de los JJOO

Manuel Vilariño, quien vivió en Ushuaia hasta 1999, comenzó una carrera en el boxeo que tuvo su punto cúlmine en los recientes Juegos Olímpicos de Tokio, donde arbitró dos finales.


Manuel Vilariño tiene 39 años, desde los 3 años vivió y estudió en Ushuaia hasta egresar de la secundaria, cuando se mudó a Buenos Aires para estudiar Comunicación Social. Pero en el medio, algo sucedió: le llamó la atención la posibilidad de capacitarse para ser árbitro de boxeo. Se anotó y comenzó una carrera que tuvo su punto cúlmine en los recientes Juegos Olímpicos de Tokio, donde arbitró dos finales, una de boxeo masculino y otra de boxeo femenino. Desde Argentina Online lo entrevistamos para conocer más de su historia.

 

¿Cómo surge el deseo de arbitrar? ¿Qué lleva a un joven a capacitarse para ser árbitro? Manuel es claro: “En los ’80 en Ushuaia mi mamá me llevaba a ver festivales de boxeo, creo que algo en ese momento me llamó la atención no sólo del deporte en sí mismo sino del arbitraje, de la manera de ordenar el juego arriba del ring”.

“El boxeo me gustó toda la vida, desde chico. Alrededor del 2011 vi en una publicación que contaban cómo ser árbitro de boxeo, me interesó y me anoté. Desde ahí me metí de lleno en la parte arbitral y dirigencial del boxeo, algo que me apasionó desde el principio. En 2014 me convertí en árbitro internacional con todo lo que ello conlleva y a partir de ahí pude avanzar y crecer profesionalmente”, explica Manuel.

El camino del arbitraje

El joven fueguino detalla que “existen dos caminos para ser árbitro a nivel nacional: por un lado, la práctica que se empieza con todo lo relacionado con lo amateur y de ahí se abre la posibilidad del boxeo profesional, que es lo que desemboca en la velada de Las Vegas, por ejemplo. Por el otro lado, tenés el boxeo olímpico que es el de selecciones nacionales, con su propio cronograma y con su máximo objetivo que son los Juegos Olímpicos, ese es el máximo objetivo de la carrera. Llegar a ser árbitro o juez de una final olímpica es llegar a lo máximo”.

Dentro de lo que es el arbitraje, Manuel diferencia que “el boxeo masculino y femenino duran lo mismo en términos de tiempo, pero hay una diferencia que es que las mujeres todavía pelean con protector en la cabeza y los hombres no. Eso genera variantes en el desarrollo de la pelea desde lo arbitral, en lo profesional es más difícil para mí porque los contactos son más complicados. El boxeo femenino es una disciplina más joven, está en franco crecimiento y la calidad de las deportistas va en aumento permanentemente”.

Por otro lado, el joven árbitro define que “es un deporte de mucha nobleza, de mucha exigencia y tiene arriba del ring una cosa que puede resultar violenta pero siempre hay mucho respeto y mucha camaradería. Se respeta mucho al rival. Eso y la adrenalina que genera es muy fuerte. Cada pelea es parte de una historia larguísima, de hecho, es uno de los deportes más antiguos con sus reglas casi intactas”.

 

El desafío del boxeo en Tierra del Fuego

Es interesante conocer cómo un joven que creció en la provincia se convirtió en uno de los mejores árbitros de boxeo, llegando a arbitrar en dos finales de boxeo  en los Juegos Olímpicos.

“En nuestra provincia hay bastantes profesores y directores técnicos, quizás un poco más en Río Grande que en Ushuaia. La dificultad es que para desarrollarse profesionalmente se necesita volumen de deportistas para los entrenamientos y las peleas, y eso es algo que no hay”.

“Vemos que los boxeadores de Tierra del Fuego que se presentan tienen mucha calidad y talento, pero les faltó el roce, eso que te genera competir mucho. Para hacer que los chicos peleen los profes tienen que viajar y eso es más complicado en una provincia como la nuestra”, reflexiona.

El desafío de la planificación deportiva: Dos modelos de referencia

Respecto al ámbito deportivo, Manuel dice que “me parece que a diferencia de otros países el deporte de alta competencia en Argentina no tiene planificación a mediano y largo plazo. Por ejemplo, estaba la ley que hacia el impuesto a la telefonía celular iba al Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), pero el gobierno anterior la derogó y ahora es financiada por presupuesto directamente del Estado lo que genera muchas dificultades, tanto en cantidades como en tiempos de ejecución”.

“Países como Estados Unidos tienen una estructura en instituciones educativas super complejas que les genera un nivel de captaciones de talento y desarrollo deportivo muy bueno, que nosotros no tenemos a nivel universitario ni en el colegio secundario. El motor del deporte federado en Argentina son los clubes y los clubes son instituciones q en general no tienen apoyo ni regulación del Estado y genera un techo al alto rendimiento”.

“El otro modelo de desarrollo de alto rendimiento son los países con más presencia estatal como China, Rusia, Cuba, en los que el alto rendimiento se promueve desde muy chicos a través del Estado, con una inversión muy fuerte en infraestructura. Lo que nos falta creo que es la captación temprana del talento. A los 10 u 11 años ya deben estar perfilados en su carrera y a partir de ahí el Estado debería tener un papel importante. Creo que en Argentina la falencia es esa”.

Finalmente, el árbitro dice que “además en nuestro país no tenés el deporte diversificado. La gran mayoría de los chicos juegan al fútbol, en algunas ciudades al básquet y los otros deportes son muy de nicho. Eso genera gran cantidad y calidad de futbolistas, pero en otros deportes no tenemos el mismo surgimiento de talento ni desarrollo porque no es redituable y el Estado no presta tanta atención”.

 

Encontrarse con las raíces

Por último, Manuel destaca que se encontró en Tokio con el joven de Ushuaia Ignacio Ariznabarreta. “Fue algo muy lindo y para destacar, los dos de Ushuaia, incluso fuimos al Colegio Nacional ambos y nos encontramos en los Juegos Olímpicos, en un contexto dirigencial de un deporte apasionante como el boxeo, fue muy satisfactorio. Siempre es bueno encontrarse con alguien del lugar donde uno creció con libertad y felicidad”.

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