Noticias | 8 feb 2024
Antártida
El avión Neptune 2P-103 y la mayor tragedia aérea en la Antártida
Por la caída fallecieron los 11 tripulantes de la aeronave, entre ellos el misionero Miguel Ángel Berraz, el Capitán de Corbeta Mutto y Rivarola, director de Canal 13 Río Grande
Septiembre de 1976 quedó grabado en la historia argentina por un trágico acontecimiento que conmocionó al país. Lo que aún se recuerda como la mayor tragedia aérea de un avión argentino en la Antártida tuvo lugar el 15 de septiembre de ese año cuando el avión Neptune 2P-103 de la Armada Argentina se estrelló en pleno vuelo de reconocimiento contra un monte helado.
Por la caída fallecieron los 11 tripulantes de la aeronave, entre ellos el misionero Miguel Ángel Berraz.
Durante 48 años, los restos de la aeronave estuvieron perdidos en un glaciar de la isla Livingston, cercana a la Antártida, pero semanas atrás el mismo bloque gigante de hielo que lo había tragado devolvió partes de la nave que quedaron esparcidas en la playa rocosa frente al mar.
La expedición Bulgarían Antartic Institute fue la responsable del hallazgo.
Estos restos fueron encontrados por una expedición búlgara que pasaba por la zona. Y luego de que la Armada estudiara estas partes, se confirmó que se trata del vuelo de 1976.
Según consta en las crónicas de aquellos tiempos, el objetivo del Neptune era realizar un reconocimiento aéreo de la zona de glaciares para la Campaña Antártica que se iniciaría en el verano de ese año.
Año a año, el Neptune realizaba vuelos glaciológicos para verificar el estado de los hielos, el desplazamiento del límite de los mismos hacia el norte y relevar aerofotográficamente la zona, a fin de planificar las operaciones antárticas en base a los datos obtenidos.
Es por eso que aquel 15 de septiembre de 1976 arrancó el vuelo desde Tierra del Fuego rumbo a la Antártida. Viajaron Carlos Migliardo (Teniente de Navío), Arnaldo Mario Mutto (Capitán de Corbeta); Miguel Angel Berraz (Teniente de Navío); Claudio María Cabut (Teniente de Corbeta); Nelson Dario Villagra (Suboficial Segundo); Remberto Eberto Brizuela (Suboficial Segundo); Juan Aurelio Noto (Suboficial Segundo); Carlos Omar Campastri (Cabo Principal); Jesús Oscar Arroyo (Cabo Principal) y Benjamín Pablo Scesa (Cabo Primero).
Junto a ellos también iba Rodolfo Rivarola, director del Canal 13, Río Grande Tierra del Fuego.
Miguel Ángel Berraz era piloto y se desempeñaba como teniente de navío.
En base a lo recolectado durante las investigaciones realizadas sobre la tragedia, la última comunicación con la torre de control fue a las 12:13, cercanos a la Isla 25 de Mayo. Luego el contacto cesó repentinamente, declarándose la alerta y búsqueda a las 13:22.
Al día siguiente comenzó la investigación del avión, mediante apoyo aéreo y de superficie. No fue hasta el día 24 de septiembre del ‘76 que un avión C130H localizó los restos de la nave sobre la ladera norte del cerro Barnard, en la isla Livingston. No hubo sobrevivientes.
Se describió como una zona de muy difícil acceso por tierra, por lo que trabajaron andinistas y vehículos aéreos para intentar rescatar los cuerpos y fragmentos.
Cuatro meses más tarde, en enero de 1977, un helicóptero del Ejército AE-451, intentando acercarse al punto de impacto, sufrió un repentino empeoramiento de las condiciones meteorológicas del monte, por lo que, lamentablemente, chocó también en la misma zona.
Ante este nuevo suceso, se decidió concluir la operación, quedando los tripulantes del Neptune junto a su avión.
Según lo investigado, la colisión fue por errores del altímetro en la aeronave y por el clima de ese día, lo que generó una desorientación del piloto.
El hallazgo
Según consignó el portal Infobae, integrantes del Bulgarian Antartic Institute, fueron los responsables del hallazgo de los restos en la orilla de la Bahía Falsa, el pasado 15 de enero.
Sin pistas de a qué vehículo podían pertenecer, se mantuvieron atentos a dar con su origen. Pasaron un par de días y en la orilla finalmente apareció una chapa del mismo tono verde oliva con el Sol de Mayo argentino.
Nikolay Danailov, Capitán de Fragata y Comandante del Buque Polar ST. ST. Cyril y Methodius, se comunicó con la Armada Argentina. Los especialistas argentinos confirmaron que se trataba del Neptune. Sus restos habían aparecido luego de 48 años.
Luego del descubrimiento se realizó un acto frente a la isla Livingston en el que se rindió homenaje a las víctimas el accidente.