Entrevistas | 29 oct 2024
“La velocidad con que se identifica un ACV y se hace la consulta es clave”
¿Cómo se ve una persona que está sufriendo un ACV? ¿Cuánto tiempo hay para llegar al médico desde que se notan los síntomas? Enterate de todo en esta nota con la Dra. Lorena Ruiz, especialista en Neurología de la Clínica San Jorge.
El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en la región, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Se trata de una lesión que sufre el cerebro por la interrupción de la irrigación sanguínea o por un derrame cerebral.
Dependiendo de su origen, se puede clasificar en ACV isquémico o hemorrágico. Aunque ambos tienen diferentes consecuencias en el cuerpo según la zona afectada, lo más importante es que muchas de esas secuelas pueden evitarse con una detección temprana.
La Dra. Lorena Ruiz, especialista en Neurología de la Clínica San Jorge, destaca que “la velocidad con que se identifica un ACV y se hace la consulta es clave“. “Muchas veces se confunden los síntomas con cansancio, preocupaciones o estrés. Creemos que porque tenemos uno de esos síntomas por presión alta, nos tomamos una pastilla y nos acostamos pensando que podemos resolverlo”, advierte.
Por lo tanto, la automedicación y el autodiagnóstico hacen perder oportunidades de revertir el cuadro y aumentan las posibilidades de que queden secuelas incluso irreversibles. “Hay que tener un nivel de alarma importante y, ante la más mínima duda, consultar”, alerta la doctora.
La razón es clara: “existen tratamientos específicos que son tiempo-dependientes. Entonces, la velocidad es la clave para que se pueda ejecutar el tratamiento adecuado y aumentar las posibilidades de resolver el cuadro, en muchos casos, completamente”.
Cómo detectar un ACV
Los síntomas más comunes que indican la necesidad de atención médica urgente incluyen:
- Entumecimiento o debilidad en la cara, brazo o pierna, especialmente de un solo lado del cuerpo.
- Confusión repentina o dificultad para hablar o comprender.
- Pérdida de visión súbita en uno o ambos ojos.
- Dificultad para caminar, mareos o problemas de equilibrio.
- Dolor de cabeza intenso y repentino.
¿Por qué ocurre un ACV?
La Dra. Ruiz es clara: “Cualquier persona puede tener un ACV, un hombre, una mujer, un niño. Por lo tanto, no debemos subestimar los síntomas en personas sanas y jóvenes”. Los factores que predisponen a sufrir un ACV pueden ser no modificables, como la genética, o modificables, relacionados con el estilo de vida.
"Hoy, gran parte de la epidemia que vivimos en relación a la obesidad, la hipertensión, la dieta con alto contenido en grasas y la falta de actividad física, junto con el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales, ejercen un gran peso en el riesgo de tener un ACV", señala la especialista.
Prevención
Ruiz explica que la prevención se divide en dos tipos: primaria y secundaria.
Para quienes nunca sufrieron un ACV, la prevención primaria se enfoca en mejorar los hábitos vinculados a los factores de riesgo modificables. "Si hacemos actividad física, llevamos una dieta saludable y realizamos controles clínicos básicos, podemos reducir enormemente el riesgo de un ACV", subraya.
Por otro lado, quienes ya tuvieron un ACV deben centrarse en la prevención secundaria, controlando estrictamente los factores de riesgo que lo desencadenaron. También deben realizar estudios para identificar la causa o mecanismo que provocó el accidente cerebrovascular.
Esto es importante porque, muchas veces, cada desencadenante puede requerir un tratamiento específico. "Una vez que se declara el evento, es clave seguir una serie de controles, no solo neurológicos, sino también con un equipo multidisciplinario, para reducir el riesgo de un segundo o tercer ACV", concluye la Dra. Ruiz.