viernes 28 de marzo de 2025

Noticias | 13 mar 2025

Ciencia

Luna roja: Todo lo que hay que saber del eclipse de esta noche

A las 3.26, el eclipse será total, la historia de un fenómeno similar que le salvó la vida a Colón


Extenuado, sin alimentos, varado en una isla sin colonizar, con sus cuatro barcos destruidos y la mitad de su tripulación sublevada. Así se encontraba, luego de casi dos años de viaje, quizás el mayor explorador de la humanidad, Cristóbal Colón, a punto de morir en una isla que luego llamarían Jamaica. Pero sus conocimientos de astronomía, y la misma alineación que sucederá hoy a la madrugada, lo salvaron de la muerte. Este viernes 14 de marzo, después de la medianoche del jueves, nuevamente la Luna formará una perfecta línea recta con la Tierra y el Sol.

 

Nuestro satélite se teñirá de rojo y un espectacular eclipse total de Luna se verá desde toda la Argentina. Será tan impactante como aquel que, un 29 de febrero de 1504, salvó la vida de Cristóbal Colón. La Luna da una vuelta completa a la Tierra cada poco más de 29 días, y Colón lo sabía. No solo eso, sino que también sabía que en esas vueltas, a veces, la Luna se alinea exactamente entre el Sol y la Tierra y se produce un eclipse de Sol y otras veces la Tierra se ubica justo entre ambos astros y se produce un eclipse de Luna, como sucederá esta noche. Colón lo sabía porque en todos sus viajes llevaba un calendario de eclipses: el almanaque Regiomontano. Ese cuarto, y último viaje, a lo que él consideraba las Indias, no sería la excepción. Fue allí donde ese almanaque lo salvó.

Cómo se produce un eclipse lunar

 

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Para que se produzca un eclipse, la Luna, la Tierra y el Sol deben alinearse.

 

La Luna se mueve alrededor de la Tierra en una órbita elíptica y tarda 29 días en dar la vuelta.

 

La órbita lunar posee dos nodos que son puntos donde coinciden la órbita de la Luna con la órbita del Sol.

 

Si la luna está en fase llena y se encuentra en el nodo de su órbita, se forma un eclipse lunar. La Tierra se interpone entre el Sol y la Luna generando un cono de sombra total llamado umbra - que oscurece a la Luna - y un cono de sombra parcial llamada penumbra. Ambas se producen por la gran diferencia de tamaños entre el Sol y la Tierra.

 

El espectro de luz del Sol, al entrar en contacto con la atmósfera terrestre, se descompone en los colores del arcoíris que la componen.

 

Las regiones azul y verde del espectro son dispersadas por las partículas de la atmósfera.

 

Las regiones rojas, amarillas y naranjas son las que menos se desvían al entrar en contacto con la atmósfera, lo que hace que la Luna se tiña de rojo. Cuanto más polvo o nubes haya en la atmósfera de la Tierra, más roja se verá la Luna.

 

Mientras leés esta historia, la Luna está viajando a 3.600 km/h. A esa velocidad orbita la Tierra, atravesando el espacio rumbo a un punto muy preciso, donde formará una sola línea con el Sol en el otro extremo y nuestro planeta entre ambos. La cara de la luna llena, que hoy saldrá brillante al atardecer, luego de la medianoche dará señales de que algo raro sucede. A las 2.09 del viernes, la luna se ubicará hacia el norte, levemente corrida al oeste y a mitad de altura entre el horizonte y el cenit (el punto imaginario que se ubica arriba de nuestras cabezas), y en ese momento se empezará a oscurecer.

 

Será muy progresivo, poco a poco un halo gris, cada vez más oscuro, irá cubriendo su brillante cara llena. A medida que avanza la noche, la Luna cruzará el cielo hacia la izquierda y descenderá lentamente. Hasta que a las 3.26 ya estará toda su superficie cubierta y empezará a teñirse de rojo. Irá creciendo en color y tonalidad hasta llegar al momento máximo a las 3.58, donde se verá la Luna tan intensa como aquella que atemorizó a los indios de Jamaica, rojo sangre. Ese rojo surge de todos los amaneceres y atardeceres del planeta proyectados en la superficie de la Luna.

 

Es decir, por la dispersión de los rayos de Sol en la atmósfera terrestre, que es lo mismo, pero menos poético. Lo cierto es que se mantendrá roja hasta las 4.32 y luego volverá a la etapa oscura y grisácea hacia las 5.48, ya anticipando el amanecer. Será el fenómeno astronómico más importante de 2025 en la Argentina y se podrá ver desde toda la superficie continental, antártica e insular. Sin necesidad de ningún instrumental, ni anteojos o lentes específicos. Solo es necesaria un poco de suerte para que el cielo no esté nublado. Como la suerte que acompañó a Cristóbal esa última noche de febrero del 1504. La suerte que le faltó en todo el viaje.

 

Fases del eclipse lunar

 

Principales etapas del eclipse visto desde el hemisferio sur.

 

Colón era por entonces Virrey de las Indias. Ya había realizado tres viajes exitosos a lo que él aseguraba era el extremo oriental de Asia. Contaba con algo más de 50 años (no se sabe exacto, porque se desconoce el día y lugar de su nacimiento, aunque se supone que fue en 1451, en Génova), y para el siglo XVI se lo consideraba viejo. En esas tres expediciones navegó casi cuatro años y descubrió lo que hoy es Bahamas, Cuba, República Dominicana, Haití, Puerto Rico, Jamaica y Venezuela.

 

En total, cruzó el Atlántico con treinta barcos y más de dos mil personas. Había abierto y asentado una vía marítima con América que ningún otro navegante había logrado antes. Con medio siglo de vida sufría de gota y artritis, y el mar le pesaba sobre la espalda como una ballena cansada. Pero quería volver. Organizó una cuarta expedición, sin saber que sería la última, sin saber que lo llevaría más cerca de la muerte que nunca. Estaba convencido que toda la enorme masa de tierra que había descubierto, debía tener un pasaje por mar para llegar a las Indias conocidas por Europa, a esos puertos sobre el río Amarillo y el Ganges, a la isla de Cipango (como llamaban al Japón).

 

Para intentarlo, se armó de dos carabelas, dos navíos y 144 tripulantes, entre ellos a su hermano Bartolomé y a su hijo Hernando, que tenía 13 años. En el viaje resistió un huracán, persiguió el supuesto paso al océano Índico hasta llegar a la actual Venezuela sin encontrarlo (principalmente porque este paso no existía, faltaban casi cuatro siglos para el canal de Panamá), y luego de casi dos años se dio por vencido. Sus barcos se estaban pudriendo de tanto flotar en el Caribe y por la broma, un molusco que devora la madera. El gran almirante estaba agotado, había fallado en su objetivo.

 

Decidió encallar sus barcos en la costa de Jamaica antes de naufragar. Cristóbal armó refugios con partes de los barcos, envió un mensajero a isla La Española (actual Santo Domingo y Haití) pidiendo auxilio y se entendió con los indios para conseguir alimento. Pero los hermanos Porras sublevaron a parte de la tripulación y escaparon hacia el interior de la isla. Desde allí atacaron a los indígenas, violaron a sus mujeres y los pusieron en contra de Colón. Los indios le cortaron el suministro de alimentos y el mensajero que había partido, nunca volvió.

 

Colón estaba sin barcos, con lo que quedaba de su tripulación exhausta y los habitantes de la isla queriendo su muerte. Luego de abrir un océano para comunicar dos mundos, parecía que el destino lo iba a dejar morir en una playa perdida. Fue ahí que Cristóbal jugó su última carta. “Me maravilla que no nos traigáis más comida como solían, sabiendo como les he dicho, que he venido aquí por mandato de Dios”, le dijo Colón al cacique de la tribu frente a su gente, según las memorias de Diego Méndez de Segura.

 

“Pero ya no se tolerará más vuestra impertinente actitud, el enojo de Dios es profundo y esta noche tendrán una señal de su ira final, después de ello el castigo divino caerá sobre la isla”, sentenció el almirante mientras la Luna viajaba a 3.600 km/h rumbo a su rescate. Era el lunes 29, el último día de febrero de ese 1504 bisiesto. Según el almanaque Regiomontano, esa noche habría un eclipse total de luna. El alemán Johann Müller Regiomontano no se equivocó. Un par de décadas antes había anticipado en las tablas que llevan su nombre que ese día habría un eclipse total de luna, que su cara se cubriría de rojo. Acertó. También acertó Colón a la meteorología, y esa noche no se nubló. O quizás solo tuvo suerte, la suerte que le faltó todo el viaje. Lo cierto es que, al amanecer, los indios aterrados llenaron a la tripulación de comida.

 

Desde dónde se verá el eclipse en sus distintas fases

 

 

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Para revivir esa “señal divina” los astros hoy se alinearán para nosotros. Habrá que tener un poco de suerte como Cristóbal y esperar que no se nuble. También habrá oportunidad de compartir este impactante fenómeno astronómico en un punto de referencia como es el Planetario Galileo Galilei. Que desde la medianoche del jueves y durante toda la madrugada tendrá múltiples actividades libres y gratuitas para contemplar y compartir el eclipse con charlas de expertos, música en vivo, telescopios y la mejor puesta en escena astronómica que solo el equipo del Planetario sabe hacer.

 

¿Por qué no hay que perderse este eclipse total de Luna? Hay muchos motivos, pero importantes quizás tres. Primero, porque el próximo visible en la Argentina será el 26 de junio de 2029, y nadie garantiza que ese día no llueva. Segundo, porque si ahora estás perdido en una isla desierta y los nativos han dejado de alimentarte, esta es tu chance para atemorizarlos y recuperar el sustento. Y tercero, y el más importante, porque este eclipse es una oportunidad única para invitar a alguien que quieras mucho a compartirlo. Sin duda vendrán otros eclipses, los astros no se detienen, pero si podés compartir este, la persona que elijas probablemente nunca más se olvide que vos pensaste en ella para disfrutar, sobre la Luna, de todos los atardeceres y amaneceres del planeta.

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