Este índice, medido por el EMBI de JP Morgan, funciona como una señal de la confianza -o desconfianza– de los inversores internacionales respecto a la capacidad de un país para cumplir con sus compromisos financieros. Cuanto más alto es el valor, mayor es la percepción de riesgo y, en consecuencia, más caro resulta para esa nación financiarse en los mercados internacionales.
Qué significa este incremento
La brecha actual muestra que, mientras los títulos estadounidenses rinden alrededor del 4% anual en dólares, el Estado argentino necesitaría ofrecer una tasa cercana al 18% anual en dólares para colocar nueva deuda. Según los analistas, un costo tan alto resulta insostenible en el mediano plazo.
La última vez que el país logró emitir deuda soberana fue en 2018, bajo la presidencia de Mauricio Macri y con Luis Caputo como ministro de Finanzas, cuando se colocaron bonos al 7% anual en dólares. Sin embargo, en 2020 la Argentina debió reestructurar su pasivo externo, dando origen a los actuales Bonares y Globales, que hoy se negocian en el mercado secundario.
En la rueda del jueves, los bonos en dólares retrocedieron a valores cercanos a los u$s50, mínimos similares a los de septiembre de 2020. La caída en los precios elevó los rendimientos a un promedio del 18% anual en dólares, con picos del 22% en los Globales 2029 y del 21% en los Globales 2030.
Para los fondos de inversión, estas cotizaciones ya descuentan la posibilidad de un nuevo default en los próximos años, especialmente ante la chance de un cambio político en las elecciones presidenciales de 2027.
La respuesta del Gobierno
Desde la administración de Javier Milei niegan riesgos de incumplimiento. El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó en la red social X que el país “va a honrar todas las deudas, como lo viene haciendo desde que asumió, aún con muchos menos recursos que ahora”.
No obstante, el dato que preocupa a los mercados es la fragilidad de las reservas internacionales, que se ubican en u$s39.777 millones según cifras provisorias. Además, el Banco Central debió intervenir para sostener el techo de la banda cambiaria en $1.474,83 por dólar, una maniobra que generó dudas en los operadores por la escasez de divisas disponibles.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, desestimó la alarma: “El programa económico es consistente, los fundamentos son correctos y el esquema está preparado para que no haya problemas dentro de la banda de flotación”.