Por culpa de nuestros ciclones económicos prestamos poca atención a ese ecosistema de emprendedores y científicos que cambiaron y pueden cambiar mucho más el país. No surgieron por generación espontánea, detrás hay un entramado de conocimiento, oportunidades y mucho talento que permitieron que en el dramático período 1999-2002 nacieran los que se llaman emprendedores de alto impacto.
Mercado Libre es el caso más icónico. Junto a Mercado Pago no solo democratizaron el comercio y las finanzas: es la empresa mas valiosa de América Latina. Tal vez por eso, Mercado Libre se estudia desde hace 20 años en la Universidad de Stanford, EE.UU. en el corazón del Silicon Valley.
Pero hay más: Despegar es una de las principales agencias de viaje del mundo, Globant suministra tecnología a empresas como Disney. Fue la primera compañía desarrolladora de software elegida por Google como su aliada tecnológica y es la favorita de grandes multinacionales: tiene miles de expertos en tecnología de vanguardia en diversas ciudades de Argentina y en todos los continentes. Cuenta con sedes en 36 países y miles de empleados, de 103 nacionalidades. En la Argentina trabajan 5.000 en 12 ciudades distintas.
OLX es otro ejemplo al ser una plataforma de avisos clasificados online presente en 118 países y liderar en mercados masivos como India y Paquistán. Fue fundada por Alec Oxenford, actual embajador argentino en Estados Unidos.
En Estados Unidos, precisamente, Gran Data fundada por Matías Travizano que falleció trágicamente el último octubre, anticipa el comportamiento de los consumidores para las principales cadenas del país del Norte.
En Rosario y en la que fue una articulación de ese triángulo virtuoso entre sector privado, la academia y el Estado, Bioceres que pertenece a cientos de productores, logró un gen resistente a la sequía que puede permitir una nueva revolución productiva en el agro. Y el grupo Don Mario, nacido en 1982 en Chacabuco por la iniciativa de varios amigos, lidera a nivel global en semillas de soja. Es la número uno en Estados Unidos . Y por supuesto aquí y en Brasil.
Estos son algunos de nuestros unicornios, las firmas que valen más de US$ 1.000 millones. Se trata de las nuevas multinacionales argentinas.
Compiten con los mayores del mundo y tienen como denominador común haber mirado lo que pasaba en otros países.
Hay naciones que salieron de crisis traumáticas de la mano de la innovación. Son los casos de Irlanda, Finlandia e Israel, las start up nation, donde todos los días nace una empresa en lo que se llama la locura emprendedora.
En Argentina las bases se asentaron hace mucho, cuando se decidió tal vez sin un plan acabado contar con una especie de Silicon Valley. Se encuentra en Bariloche en lo que es un triángulo de oro del conocimiento entre el INVAP y sus reactores nucleares, el Instituto Balseiro que forma a físicos y matemáticos sobresalientes y el Centro Atómico Bariloche.
Vale destacar la excelencia lograda por investigadores cuyos sueldos y proyectos son solventados por el Estado, un Estado que no debe tener miedo al riesgo cuando apuesta por la investigación en procesos como los científicos, en los que las verdaderas innovaciones tardan más de una década en salir al mercado.
En Sunchales, Santa Fe, en medio de la Pampa gringa, se despliega una incubadora de empresas de base científica y tecnológica, fundada por Nicolás Tognalli, egresado del Balseiro. La bautizaron CITES (Centro de Innovación Tecnológica, Empresarial y Social), fue creada en 2013 y financiada por Sancor Seguros. En sus laboratorios se están desarrollando iniciativas de avanzada.
De allí surgió Ardan Pharma, una startup biotecnológica cuyo objetivo principal consiste en el descubrimiento y desarrollo de nuevas inmunoterapias para el tratamiento del cáncer. O Stradot, el primer sistema de estacionamiento autónomo de alta velocidad.
Argentina es hoy uno de los principales destinos para la instalación de centros de servicios globales, con más de 50 hubs que emplean a 65.000 profesionales. La industria del conocimiento emplea a 400 mil personas en total, según PWC que relevó el sector de software, servicios informáticos, audiovisuales, e investigación y desarrollo. Equivale al 30% del empleo industrial.
Las empresas de base tecnológica lideran proyectos de alcance mundial, “con capacidad para operar en la frontera tecnológica y promover la adopción social de la inteligencia artificial en cadenas de valor productivas y en la sociedad civil”, asegura Leandro Mora Alfonsín, Director Ejecutivo de Desarrollo de Argencon.
Las exportaciones de servicios basados en el conocimiento alcanzaron un récord histórico de US$ 9.685 millones entre julio de 2024 y junio de 2025, con un crecimiento interanual del 20,8% y una tasa que duplica el promedio mundial.
“El conocimiento se ha convertido en la nueva moneda del comercio global. Esta industria no sólo genera divisas, sino que consolida el posicionamiento de Argentina como exportador de talento e innovación”, explica Mora Alfonsín.
Shimon Perez decía que las personas que no tienen fantasías no hacen cosas fantásticas.
La mayoría de los emprendedores argentinos, que en promedio rondan los 50 años, empezaron a soñar en grande cuando arañaban los 20. Nada les fue fácil. Pensar en grande, tener una visión global y de largo plazo, trabajar en equipo y en red dentro de una trama de relaciones de reciprocidad llamada ecosistema emprendedor, es parte de su know how. Y todos ellos salieron del pensamiento convencional. Son contraculturales. Y un tesoro oculto.
De la mano de esta revolución tecnológica una de cuyas caras es la inteligencia artificial es evidente es que estamos frente a una nueva locomotora.
En este suplemento por los 80 años de Clarín les mostramos en la voz de sus protagonistas ejemplos del enorme potencial que tiene la Argentina si decide convertirse en una marca-país de innovación científico-tecnológica y de creatividad para la economía del conocimiento.