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Noticias | 23 feb 2017

El desgarrador testimonio de una víctima del cómplice del anestesista


Se trata de contrastes. T. tiene 18 años, vive en Luis Guillón; esta semana dio el último examen para entrar al último año de la escuela secundaria. Cobra un plan PROGRESAR del ANSES como incentivo para ayudarla a terminar sus estudios. La vida de Cristopher Martín Rosenthal, de 26 años, es completamente distinta. Vecino de Martínez, su padre es la cabeza de Makler SA, una de las firmas de mayor peso en el mercado de seguros.

 

Cristopher llegó alto en la empresa de su padre. "Compliance officer", era su título en inglés, algo pomposo; llegó a posar para la edición local de la revista Forbes con gemelos con sus iniciales en su camisa negra. "Es difícil establecer tarifas competitivas y sustentables a la vez", se quejaba el joven ejecutivo sobre el estado de la economía en aquel reportaje. Hoy, Cristopher está preso por orden del Juzgado de Instrucción N° 40 a cargo del doctor Rodolfo Cresseri y el secretario Mariano Iturralde.

 

El ejecutivo no está en un pabellón relativamente cómodo, no en una celda VIP, sino en el sector de la cárcel de Marcos Paz reservada a delincuentes sexuales. Si es procesado con prisión preventiva, el joven ejecutivo tiene altas chances de ser enviado al penal de Senillosa en Neuquén, una dependencia del Servicio Penitenciario Federal reservada a violadores. La acusación en su contra es la de abuso sexual agravado por acceso carnal. Es aquí donde las dos historias se unen.


El 3 de diciembre pasado por la noche, según su relato, T. despertó en una cama en un departamento de Las Cañitas sobre la calle Soldado de la Independencia, atontada, confundida. Vio a Rosenthal, que estaba sobre ella, totalmente desnudo, penetrándola contra su voluntad. La joven denunció el hecho ante la Justicia: fue su relato lo que motivó al juez Cresseri a pedir el arresto del ejecutivo de seguros.


Junto a la cama, mientras el abuso era cometido, estaba sentado un hombre de 44 años, el dueño de casa, ex actor y relacionista público de boliches Juan Martín Mercado. Hoy, tal como Rosenthal, Mercado está preso por el mismo delito. Dos mujeres, una modelo de 23 años y una ex novia suya, lo acusaron de drogarlas y violarlas. La modelo también denunció como cómplice de Mercado en el ataque al anestesista Gerardo Billiris, el acusado por el salvaje ataque a Belén Torres, encarcelado por Cresceri bajo una nueva calificación de intento de femicidio. "Ya sé; vienen por lo del anestesista", les dijo Rosenthal a los efectivos de la Policía de la Ciudad que lo arrestaron en su casa de Martínez el sábado pasado.

 

Para la Justicia, Mercado fue un proveedor de mujeres, un facilitador, gracias a sus contactos y su acceso a la noche palermitana. Hay, por ejemplo, chats entre él y Rosenthal en donde el relacionista público habla explícitamente de chicas. T. asegura a Infobae: "Juan les presentaba chicas a muchos tipos. Yo iba fin de semana por medio a su departamento en Soldado de la Independencia. Salíamos a boliches como Input, a Ink. Nos hacía entrar, nos daba tragos y nos daba merca y cristal".

 

El cristal puede haber sido, muy probablemente, MDMA, la metanfetamina que es el principio activo del éxtasis. "Me lo metió en la cerveza la primera vez que salimos", afirma la joven. El 3 de diciembre, la fecha en que según su denuncia fue atacada por Rosenthal, T. afirma que fue forzada a tragar una piedra de cristal, lo que la desmayó al poco tiempo. Al despertar una primera vez, vio a Rosenthal y a Mercado junto a su cama: ya estaba desnuda. Al despertar una segunda vez, el ejecutivo de seguros estaba sobre ella. Luego del ataque, siempre según su relato, estuvo tres días internada en el Hospital Ramos Mejía.

 

La joven accede a hablar con Infobae en un café de su zona. Habla con entereza, es valiente: sabe que la violación en la Argentina es un delito de acción privada, que la Justicia no investiga si la víctima no denuncia. Relató sus hechos cuatro veces ante varios funcionarios, incluso aportó audios y chats. Saber que Rosenthal está preso, en cierta medida, la reconforta.

Conoció a Mercado en septiembre pasado, dice ella, "por mi ex amiga", "C.", su nombre de fantasía para esta nota.

 

"Ella salía hace cinco meses con Juan Martín, es de El Jagüel". T. indica algo muy perturbador con respecto a la relación entre Mercado, un hombre de 44 años, y "C.": "Mi amiga tiene 17", dice. T. da su nombre: el nombre concuerda. De acuerdo a información judicial, la presunta ex novia menor de edad de Mercado es una las denunciantes en la causa contra el relacionista público. El padre de la chica también aparece en la lista, junto con T. Hoy, las dos chicas no se hablan, rompieron lazos.


Así, comenzaron las visitas a discotecas y la cocaína gratis. Su amiga menor tomaba con ella: "Consumíamos en la casa de Juan y en el baño de uno de los boliches. Pero siempre era ir a la casa de Soldado de la Independencia. Juan Martín tenía la droga. Y era buena. Siempre me decía eso, que era de 'la buena', que 'nunca me iba a hacer mal'. La verdad, me sentí bastante mal y no quise volver a tomar. Por suerte, no sentí ganas". Al anestesista Billiris, dice ella, nunca lo conoció.

 

-¿Cómo aparece Cristopher?

– Las primeras veces que fui me había presentado a un chico, pero no pasó nada. Luego, apareció Cristopher. Martín me lo presentó después de una noche en Input. Parecía que tenía todo planeado. "Te voy a presentar un amigo, ya está viniendo", me decía. No pasó nada la primera vez. Cristopher iba a la casa, jugábamos a las cartas.

 

-¿Sabías que el padre de Cristopher es un empresario importante?

-No tenía idea. Juan me quería hacer poner de novia con Cristopher porque él tenía mucha plata y se la podía sacar. Me quería convencer de eso. Yo le decía que no, que no me gustaba, que no quería nada, él era mucho más grande que yo.

T. asegura que vio a Rosenthal consumir cocaína. "Él era bueno conmigo, simpático, no me dijo nada malo. Como que se dejaba llevar por mí. No sé si planearon lo que me hicieron, o pasó así de casualidad", dice ella.

En la noche del ataque, la cocaína fue precisamente el problema.

 

Una gira

Los recuerdos de T. sobre el día del ataque son claros: "Me preguntaron a la tarde si quería ir a lo de Juan y dije que sí. Me tomé el tren y el subte, caminé hasta el Hospital Militar, me esperaban ahí cerca en una pizzería. Tenían planeado ir a bailar, pero no salimos. Compramos alcohol y hasta ahí estuvo todo bien, hasta que me metió cristal en el vaso. Ya me lo había hecho la primera vez que salimos. Fue a mis espaldas, pasadas las 10 de la noche. Me convidó cocaína antes, yo no quería, así que me terminó drogando el vaso".

 

"Fuimos a la casa de una pareja, en Las Cañitas, una chica rubia, muy vistosa, muy lindo cuerpo, de unos 25 años, dieron un montón de vueltas. Juan le dio droga a la pareja. Mi amiga, la novia de Juan, me dijo que la acompañe al baño de la terraza del lugar; iba a tomar merca porque había otra familia en la terraza. Me convidó, dije que no".


El consumo ya había llegado a efectos indeseables para ese momento. T. continúa: "Estaban todos alterados, habían tomado mucho. Juan estaba a punto de pelearse con la pareja de la chica. Nos subimos al auto. Juan decía que nos seguían patrulleros, yo miraba atrás y no veía ninguno, estaba muy paranoico. Le decía a una ambulancia: 'Voy preso, voy preso'. Llegamos a Soldado de la Independencia, nos hizo correr hasta el departamento. Al entrar, empezó a guardar la cocaína y el cristal entre el armario, un CPU y el hueco de la batería de un celular".

 

Para el RRPP, la fiesta tenía que seguir: "Yo le decía que quería dormir. Él me dijo que no estaba bien que yo me duerma. Entonces, me metió una piedra de cristal en la boca. Me la hizo tragar. Mi amiga estaba frente a mí. Juan le dijo: 'Traé agua, traé agua'".

 

"Me despierto al rato, con la vista borrosa. 'Mirá, vino Cristopher', dijo Juan. Yo estaba desnuda, Cristopher estaba frente a mí, vestido, con Juan Martín junto a él. Volví a despertarme y Cristopher estaba sobre mí, completamente desnudo: me penetraba. Sentí muchas ganas de llorar, me sentía mal, pero no podía reaccionar, no podía hacer completamente nada. Intenté agarrar mi celular, lo habían apagado. Juan seguía ahí. Y me dijeron: 'Ponete en cuatro''. Yo no tenía voluntad. Pude zafar, me acosté, me tapé. Cristopher desistió. 'Yo me voy', dijo".


T. asegura que se despertó un día después, al mediodía, en la misma cama donde fue violada. Tras salir, llegó a la estación Constitución para tomarse un tren. Se desmayó a la vista de policías y transeúntes. Una ambulancia la llevó al Hospital Ramos Mejía: quedó internada por tres días. Sus declaraciones a la Justicia comenzaron poco después.

 

Rosenthal nunca la volvió a contactar después del hecho. La joven lo había agregado a su cuenta de Facebook cuando lo conoció: le envió un chat poco después, pidiéndole explicaciones: "Me clavó el visto", afirma.

Mercado y Rosenthal están presos. Sin embargo, para T., hay un poco de incertidumbre en toda su valentía. "Tengo miedo de que Juan o Cristopher me busquen cuando salgan, de que me rastreen. ¿Puedo pedir custodia? ¿Se puede?".

 

Fuente: Infobae

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