Incorporar solo 5 minutos de ejercicio vigoroso al día, como subir escaleras o andar en bicicleta unas cuadras, ayuda a reducir la presión arterial y, con ello, a disminuir el riesgo de problemas cardíacos.
Esta es la principal conclusión de un reciente estudio realizado en 15.000 personas por investigadores de la University College London, Reino Unido, y la Universidad de Sídney, Australia.
Las enfermedades cardiovasculares representan una de las principales causas de muerte en el mundo, por lo que hallazgos muestran una forma accesible de prevención: sumar pequeños intervalos de ejercicio en la rutina diaria.
Los beneficios de 5 minutos de ejercicio
Llamada el “asesino silencioso” porque no suele manifestar síntomas visibles, la hipertensión, o un nivel de presión arterial elevado de forma constante, es una de las principales causas de muerte prematura en todo el mundo, afecta a aproximadamente 1.280 millones de personas a nivel global y se asocia con un mayor riesgo de infartos, fallos cardíacos, derrames y daño renal.
El número de personas que viven con hipertensión (presión arterial de 140/90 mmHg o superior o que toman medicamentos para la hipertensión) se duplicó entre 1990 y 2019 (Getty Images)
La hipertensión arterial es una enfermedad frecuente y controlable que impacta el sistema vascular en su totalidad. Esta condición surge cuando se mantiene elevado, de manera prolongada, el nivel de presión que la sangre ejerce contra las paredes arteriales.
El nuevo estudio, financiado por la Fundación Británica del Corazón y publicado en la revista Circulation, fue realizado por expertos del Consorcio ProPASS (Prospective Physical Activity, Sitting and Sleep), una colaboración académica internacional liderada por la Universidad de Sydney y el University College London. El análisis mostró que aumentar la frecuencia cardíaca durante solo cinco minutos al día puede marcar la diferencia en los niveles de presión arterial.
“El hallazgo de que hacer tan solo cinco minutos adicionales de ejercicio por día podría estar asociado con lecturas de presión arterial significativamente más bajas enfatiza cuán poderosos podrían ser los períodos cortos de movimiento de mayor intensidad”, señaló el profesor Emmanuel Stamatakis, coautor principal del estudio y director del Consorcio ProPASS del Centro Charles Perkins.
La hipertensión arterial es una enfermedad común y tratable que afecta a todo el sistema de vasos sanguíneos
Ante la consulta de Infobae sobre los hallazgos del estudio, el médico cardiólogo Marcos Marín, expresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) comentó que “la investigación es interesante, si bien parece muy poco lo que baja la presión arterial (menos de 1 mmHg). En términos poblacionales, una reducción de la presión arterial sistólica (PAS) de 2 mmHg, reduce el riesgo de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular (ACV) en un 10% aproximadamente”.
“Está demostrado que el ejercicio aeróbico reduce la presión arterial sistólica y diastólica. Es decir, la máxima y la mínima. La actividad física aeróbica, como caminar, andar en bicicleta, nadar o trotar, produce una reducción de la presión arterial”, señaló a Infobae el médico cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag
Los ejercicios de alta intensidad hacen que el corazón esté mejor preparado y realice menos esfuerzo para inyectar la sangre, agregó Debbag: “Y al hacer menos esfuerzo, se disminuye la presión sobre las arterias, para decirlo de forma sencilla. Además, durante la actividad física hay liberación de óxido nítrico, que también produce vasodilatación y baja la presión arterial”.
Cómo el ejercicio reduce el riesgo cardiovascular
El estudio contó con 14.761 voluntarios en cinco países que, a lo largo de 24 horas, usaron dispositivos de rastreo de actividad física. Este seguimiento permitió analizar el impacto de diferentes niveles de ejercicio sobre la presión arterial.
Los datos de acelerómetros en el muslo y mediciones de presión arterial se recopilaron de 6 cohortes del consorcio ProPASS. Se realizó un análisis individual ajustado a covariables, y se usaron gráficos de reasignación para estimar las reducciones de presión arterial al reemplazar ciertas conductas. Se identificaron beneficios óptimos (reducción de 2 mmHg en la presión sistólica o 1 mmHg en la diastólica) y mínimos (reasignación de 5 minutos).
La presión sistólica, la cifra superior en una medición de presión arterial, se refiere a la presión en las arterias cuando el corazón late y empuja la sangre por el cuerpo; la diastólica, la cifra inferior, mide la presión en las arterias cuando el corazón está en reposo. Estudios previos ya han demostrado que incluso disminuciones mínimas en estos valores pueden reducir las probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas y derrames.
La doctora Joanna Blodgett, autora principal del estudio, subrayó que estos efectos beneficiosos se obtienen a través de diversas formas de ejercicio, siempre y cuando se incremente la demanda en el sistema cardiovascular. “Para quienes no hacen mucho ejercicio, caminar también tiene algunos beneficios positivos para la presión arterial. Pero si desea cambiar su presión arterial, exigir más al sistema cardiovascular a través del ejercicio tendrá el mayor efecto”, dijo.
El profesor Stamatakis, coautor del estudio, destacó la importancia de estos resultados para el control de la presión arterial, indicando que incluso intervalos cortos de actividad intensa, realizados diariamente, pueden contribuir a la gestión de este problema de salud global.
Para las personas con presión arterial elevada, cualquier disminución, por pequeña que sea, representa una mejora en la salud del sistema cardiovascular y una menor probabilidad de desarrollar complicaciones graves.
Una de las ventajas de los hallazgos de este estudio es que sugieren una forma accesible de incorporar ejercicio en la vida diaria. Actividades como subir escaleras, caminar a paso ligero o realizar una breve sesión de ciclismo son ejemplos de ejercicios vigorosos que cualquier persona puede incorporar en su rutina sin necesidad de dedicar largos periodos.